La mudanza en sí fue sencilla, ya teníamos todo en 18 bolsos y un morral. La semana anterior habíamos comprado algunas cosas básicas como la heladera, colchones, una mesa, sillas, lavarropas y un champagne. Habíamos pedido que lo entreguen todo a domicilio el sábado, así que durante esa mañana fueron llegando las cosas según lo programado.
Á los pocos días hicimos la inauguración. Los invitados: mi tía, mi prima y su esposo, y Jason (nieto postizo de mi tía y amigo que ya habíamos conocido el año pasado en Argentina).
Por supuesto comimos un asado con chimichurri argentino. (Por las dudas aclaro que era carne de vaca, no de canguro).
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