Cuando salimos de Argentina algunos nos habían dicho que la gente acá sería más fría, pero hasta ahora siempre fue todo lo contrario, y a los pocos días tuvimos el primer ejemplo.
Mientras buscábamos casa, después de ver una fuimos con los chicos a un parque cercano donde nos encontramos con otro matrimonio que había ido a ver la misma casa. Nos pusimos a conversar y en seguida nos invitaron a comer un asado en la playa al día siguiente. Ellos ya tenían el asado organizado para ir con sus padres, pero nos incluyeron a nosotros también.
Por supuesto fuimos, y a pesar de las dificultades idiomáticas, todos la pasamos muy bien.
Mientras buscábamos casa, después de ver una fuimos con los chicos a un parque cercano donde nos encontramos con otro matrimonio que había ido a ver la misma casa. Nos pusimos a conversar y en seguida nos invitaron a comer un asado en la playa al día siguiente. Ellos ya tenían el asado organizado para ir con sus padres, pero nos incluyeron a nosotros también.
Por supuesto fuimos, y a pesar de las dificultades idiomáticas, todos la pasamos muy bien.


Tengo que confesar que estaba un poco nervioso, mi mayor preocupación era el idioma. La entrevista fue buena, aunque me costó bastante entender. Me hicieron muchas preguntas sobre lo que había hecho, y como resolvería determinadas situaciones que ellos me planteaban. Cuando terminó, salí con la sensación de que me llamarían… y así fue. A la semana siguiente me estaba haciendo los análisis médicos pre-ocupacionales, y el 19 de marzo, justo un mes después de haber llegado a Perth, empecé a trabajar.
Eso era buenísimo porque en Perth estábamos cerca de la familia, nos había gustado mucho, y además aumentaba un montón mis posibilidades de conseguir trabajo.
Las caras de sorpresa en Sydney fueron varias cuando intentábamos movernos con semejante carga, especialmente en la aduana donde nos desarmaron todo, pero finalmente salió todo bien salvo por un detalle. La última noche en Sydney, nos dimos cuenta que nos faltaba un bolso. Era muy tarde para ir al aeropuerto y decidimos viajar a Perth y desde allí intentar recuperarlo.
Después de varias llamadas y rompernos la cabeza pensando donde nos habíamos olvidado el bolso, a las tres semanas, apareció en la guardería de equipaje del aeropuerto. Nos costo AU$100.- de flete pero finalmente llegó a destino todo el equipaje.








Los tres días en Sydney sirvieron para acostumbrarnos al cambio horario y para hacer un primer contacto con el inglés australiano. Como anécdota de Sydney es que casi perdimos una valija, pero eso es largo y lo contaré más adelante.....


















Así un mes antes de viajar teníamos los bolsos y valijas listos. En total 18 bultos mas 1 morral. Los dejamos todos en las casa de Marta y Gianni (que grande los Cappi!!!).

